La mies es mucha
Si tuvieras a Cristo de pie delante de ti ¿cuál sería tu reacción? Si él te miraras a los ojos y te diera una orden ¿Cuál sería tu acción? Si él te contara un deseo muy especial de su corazón ¿Cómo te sentirías? Un sentimiento que se entrelaza con el amor puro de nuestro Señor, es la “compasión” sentimiento que va en decadencia en los representantes de Cristo en la tierra ¡Los cristianos! Podemos ver las multitudes y sentir lo que sintió Cristo: “Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor.” Mt. 9:36. Compasión es sentir un dolor que sale de lo profundo de nuestras entrañas, es tener misericordia por los agobiados y amor sincero por los desamparados. Pero muchas veces nuestro amor no alcanza para restaurar a mi hermano caído (Gal. 6:1) para tener paciencia con un borracho que entra por la puerta de nuestra iglesia o con un homosexual que se sienta a nuestro lado, aún tenemos miedo que se manifieste algún espíritus ocultos como si deseáramos que la persona no fuera libre, mucho tenemos fobia de los pecadores. Donde queda el anhelo de las señales de Marcos 16, o sí, queremos hablar nuevas lenguas, que Dios nos use para hacer milagros y eso no está mal pero ¿y predicar el evangelio al perdido? Las señales son para los alcanzados: “Y les dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” Mr. 16: 15. Entonces ¿Quién los alcanzara? “Entonces escuché la voz del Señor, que decía: —¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros? Y yo respondí: —Heme aquí, envíame a mí.” Isa. 6:8.
Quién de nosotros es movido por la compasión y decimos “heme aquí envíame a mí”, tu puedes ser la repuesta a las oraciones de un pueblo que ruega a Dios o quizás hasta de tu propia oración, meditemos, actuemos y accionemos.
Bendiciones, pastor Denis Acosta